Datos biográficos
Enrique Herbosa Casal nació el 25 de octubre de 1931 en la casa familiar ubicada en Revilla de Camargo, donde continúa residiendo. Los primeros años de su vida estuvieron marcados por los turbulentos acontecimientos de la Guerra de España, a la que se refiere como la «guerra de las envidias», recordando con claridad la llegada de las tropas italianas y los regulares marroquíes, el paso de los aviones y los refugios del Carmen o del Mazo. También rememora las persecuciones que sufrieron sus vecinos y familiares tanto por parte de los republicanos como de los sublevados, lo que resultó en el encarcelamiento de algunos de sus parientes y el fusilamiento o huida de allegados. Creció en una familia, compuesta por su abuela Encarnación, quien le cuidó como una madre, sus padres, Eudosio y Andrea, y su hermana Encarnación y sus tíos; aunque en tiempos de guerra su padre y tíos estuvieron combatiendo.
De la infancia también rememora las responsabilidades del hogar y los momentos de juego, los «asaltos a las huertas» y las clases en la escuela de Revilla, fundada por el Conde de Revilla, a las que comenzó a asistir en 1938 hasta los 14 años, bajo la guía de “maestros buenos y de mano larga”. En la vida cotidiana del pueblo, la casa de la Falange desempeñaba un papel central, con los niños participando en sus actividades. Su juventud la describe como “una época bonita”, vinculada al deporte de los bolos y al fútbol, y a la vida comunitaria en Revilla de Camargo, participando en el coro, en las festividades de la Virgen del Carmen y en la vida religiosa en torno a la ermita del Carmen, cuyo incendio en 1965 también relata.
Enrique ingresó al mercado laboral a los 17 años al superar un examen en la extinta fábrica de la Sociedad Española de Productos Dolomíticos en Revilla de Camargo; que explotaba la cantera de dolomía de La Calva. Inicialmente se desempeñó en la sección de Ventas, pero al año siguiente fue transferido a la sección de Contabilidad. Paralelamente gestionó la contabilidad de otras empresas y sociedades. Enrique permaneció en Productos Dolomíticos hasta 1993, culminando su carrera como jefe de contabilidad a los 63 años y retirándose durante un período de inestabilidad de la empresa.
Desde que a los 7 años fue monaguillo junto al cura don Isaías, la religión ha sido y es fundamental en su vida. Desde mediados de los años 60 es cofrade de la bicentenaria Cofradía de San Pedro Apostol, llevada por los pasionistas y con sede en la parroquia Las Presas, donde también ejerce de secretario y tesorero. Y desde hace unos cinco años participa en Vida Ascendente, un Movimiento de Apostolado Seglar de jubilados y mayores, con lugar de encuentro en la Iglesia Santo Cristo de Maliaño. Además, sigue apoyando desde 2014 al párroco con trabajos administrativos en tres parroquias: Revilla, Camargo y Escobedo.
El fútbol también ha sido relevante en su vida: comenzó jugando con una pelota de trapo y a mediados de los años 40 jugó con licencia en el Campeonato de Barrios (Muriedas). Apodado como “Quincoces” jugó en varios equipos, incluyendo Muriedas, Koskas de Santander y Juvenil de Astillero. Entre 1949 y 1953 jugó con el Unión Club de Astillero, participando así en un equipo de primera regional; se destacó en 1950 y 1951 en la selección de Santander del Frente de Juventudes, con quienes alcanzó el subcampeonato de España en Teruel. Dejó el deporte federado a los 23 años para cumplir con el servicio militar en Ceuta, donde sirvió en el batallón de Transmisiones en Contabilidad. Tras licenciarse en 1954, se reincorporó a su puesto en Productos Dolomíticos.
Algo que Enrique reconoce que le aporta “una gran alegría” es su participación en la constitución e impulso del Club Deportivo Revilla desde 1974, que permitió crear equipos en categorías Regional, Infantil y Juvenil, además de secciones de atletismo y bolos. Además entre 1975 y 1977, se implicó en la construcción del campo en un terreno vendido por Productos Dolomíticos, ubicado en el centro del pueblo. En el Club, ha colaborado “en todo lo que podía”, pero también ha ocupado diversos cargos, destacando los primeros cuatro años como presidente y otros cuatro años como tesorero.
En cuanto a su vida personal, Herbosa Casal se ennovió en 1955 con María del Carmen Lanza Valle, contrayendo matrimonio en 1960 en la Parroquia de Revilla de Camargo. En 1964, nació su hijo Enrique. Su vida adulta, «transcurrió con normalidad, con más alegrías que tristezas», cuidando de su hijo y padres, y disfrutando de viajes y otras actividades. No obstante, en los años 2000, enfrentó dos dolorosas pérdidas: la de su esposa y la de su hijo.
En la actualidad, a sus 92 años en 2024, indica que «su vida ha transcurrido rápido». A pesar de estar solo, «disfruta mucho de la tranquilidad» y se siente «arropado por vecindad, amistades y familiares, como su nieta y sobrinos».
Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de Cámara y montaje: Txatxe Saceda