Datos biográficos
Ceferino Sánchez Noval, conocido cariñosamente como “Nucu”, vino al mundo en el día de la Ascensión, el 06 de mayo de 1937, en Bielva, cabecera del municipio de Herrerías. Su madre, Vicenta, dio a luz en casa con la ayuda de su tía Tina, mientras su padre, Ceferino, trabajaba en el campo.
Creció en un entorno rural marcado por las tensiones políticas de la Guerra de España. La electricidad llegó a Bielva en 1935, poco antes de su nacimiento. Durante su infancia, heredó los relatos de su madre sobre el paso de las tropas republicanas y franquistas, y las vivencias de represión que sufrió su familia, incluida una requisa que casi le cuesta la vida a su abuelo.
Los primeros años de Ceferino estuvieron marcados por enfermedades comunes de la época y las dificultades propias de la posguerra. Su familia se sustentaba con la ganadería y la agricultura, desplazándose a los mercados de Cabezón y Unquera. Aunque la zona contaba con empresas como los Saltos del Nansa y la mina de La Florida, su principal fuente de ingresos era el ganado. A pesar de las adversidades, guarda recuerdos entrañables de las celebraciones familiares y momentos significativos de su infancia, como su primera comunión junto a su hermana.
La familia de Sánchez Noval está marcada por la migración y el esfuerzo. Su abuelo paterno, Manuel, fue un jándalo que trabajó en una fábrica de licores en Andalucía, mientras su padre emigró a Cuba, donde pasó una década como panadero y cortador de caña de azúcar. Ceferino creció entre dos figuras parentales: sus padres biológicos y su tía Máxima, una modista, junto a su esposo Indalecio. Creció con tres hermanos y dos hermanas, entre ellas Isabel Noval Sánchez, y en la comunidad eran conocidos como «los de Máxima» o «los de Lecio».
Su educación comenzó en la escuela del pueblo, un edificio construido a principios del siglo XX con el apoyo de colectas organizadas por emigrantes en Cuba. Allí, destaca la figura de su maestro don Manuel, poeta y amigo de Concha Espina. Asistió a la escuela de forma intermitente entre los 6 y los 14 años, alternando con el pastoreo en las montañas desde los 8. Más tarde, entre los 10 y 12 años, complementó su formación con clases particulares nocturnas impartidas por doña Eufemia.
En 1959 realizó el servicio militar en Pamplona, tras hacer la instrucción en Carrascal (Zamora) siendo licenciado al año siguiente. A pesar de haber considerado emigrar a Holanda en su juventud, decidió permanecer en su pueblo natal, donde se dedicó a la ganadería junto a su hermano. Comenzaron con una pareja de bueyes y luego ampliaron su actividad al ganado vacuno, centrados en la producción de leche. Durante las huelgas de leche, elaboraron queso para consumo propio. A lo largo de los años, su explotación lechera llegó a producir hasta 79.000 litros anuales. Con la cría de ganado vacuno, llegaron a participar activamente en numerosas ferias y concursos de ganado, obteniendo varios premios.
Sánchez Noval participó en la parcelaria de Bielva, un proceso de redistribución de tierras que tuvo lugar hace más de 50 años, en el que, junto a su hermano y otros vecinos, fue seleccionado para organizar y supervisar la división de fincas.
También participó activamente en la vida cultural de Bielva, cantando en la iglesia con el coro local desde los 18 años continuando con la tradición teatral iniciada por su madre. Más tarde, escribió y representó una obra titulada Fausto, que fue representada en Bielva, Puentenansa y Cires.
Ceferino y su familia, junto a otras vecinas, han desempeñado un papel clave en la vida religiosa y cultural de Bielva. Durante generaciones, su familia ha cuidado la ermita del Cristo y la iglesia de Santa María, además de organizar celebraciones como la festividad del Corazón de Jesús y la Misa del Cristo Chico. También lideraron esfuerzos para proteger la custodia barroca de la iglesia, traída del Perú en el siglo XVIII por Domingo Pérez Inclán, que hoy se encuentra en el Museo Diocesano Regina Coeli de Santillana del Mar.
Entre mediados de los años 70 y principios de los 80, Ceferino asumió la presidencia de la Junta Vecinal de Bielva, siguiendo los pasos de su padre, quien había ocupado el mismo cargo en años anteriores.
En 1971 se casó con María Luz, natural de Rábago, y tuvo dos hijas y dos hijos: Mari Luz, Vicente, Reyes y Ceferino.
En el libro Memorias de Herrerías (2023, Ayto. de Herrerías), se recoge una parte de su historia, junto a los relatos de otros vecinos y vecinas del municipio. Su testimonio refleja no solo su experiencia personal, sino también la de su comunidad, desde los juegos en la bolera junto a la iglesia hasta las lluvias que reunían a los niños y niñas. Así, Bielva emerge como un microcosmos de la España rural de mediados del siglo XX. Hoy en día, Ceferino sigue siendo un testigo y guardián de la historia y las costumbres de Bielva.
Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de Cámara y montaje: Txatxe Saceda