Datos biográficos
Irene Cabrera, a sus 95 años (2022), nos relata su trayectoria vital desde el día de su nacimiento, en junio de 1928, en San Julián de Herrera de Camargo, un barrio que describe como “una familia de vecinos” en donde “todas las casas éramos una”.
Apodada como “Irenita la de Celia”, pues era la única hija de Celia Lanza, dedicada al trabajo en el hogar, y de Lucio Cabrera, trabajador de Electra de Viesgo —actual Viesgo—. Debido a la profesión de su padre, enviado “de central a central eléctrica”, Irene residió en distintas localidades entre 1936 y 1941: en Torrelavega, durante año y medio, coincidiendo con el estallido de la guerra española; en Arenas (villa del concejo asturiano de Cabrales) entre 1937 y 1938; en Guëñes (localidad y municipio de la comarca de Las Encartaciones, Vizcaya) de 1939 a 1941; y este último año regresaron a Herrera de Camargo. Aunque la infancia de Irene sobre todo quedó marcada por la guerra y su estancia en Asturias, de la que relata numerosas anécdotas, entre ellas su breve estancia en el puerto junto a Amable y María Jesús, “cabrera y primera mujer en subir al Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu”.
Su trayectoria escolar comenzó a los 6 con doña Felicidad en la escuela de Arenas de Cabrales. Después, con 11 años, fue durante dos cursos interna a “Las Paulas”, Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en Güeñes, y finalizó sus estudios con doña Ángela en Herrera de Camargo. Irene recuerda su estancia en Herrera: su participación en Acción Católica enseñando versos a las niñas, los paseos a por agua al arroyo Bolado, las trabajadoras del campo, su labor de practicante poniendo inyecciones a la vecindad, etcétera.
A los 14 años comenzó a estudiar costura, corte y confección en el taller de Pilar Lanza en Muriedas, su pasión por la costura la mantuvo toda su vida haciendo la ropa de sus hijos. Aunque en 1948, con 20 años, dejó sus estudios y se casó con Nicasio Valle, su “novio desde críos”, dedicado a la labranza y ganadería. Entre sus 21 y 38 años nacieron sus dos hijas y dos hijos. El matrimonio mantuvo a la familia gracias a la ganadería entre los años 1948 y 1964.
En 1964, aprovechando el periodo de estudios de sus hijas e hijo mayor, se mudaron a Santander, a la calle Cisneros, en donde residieron quince años y regentaron una tienda de “comestibles y frutería” en la céntrica calle Canalejas hasta 1979, momento en que regresaron a Herrera.
Irene resume que su “vida ha sido cuidar de sus hijos y de sus mayores”, pues se dedicó entre los años 60 y 70 al cuidado intensivo de sus familiares enfermos, como su madre (fallecida en 1964), su padre (fallecido en 1969) o de su tío Gumersindo, una labor que ahora la reconforta haber hecho.
En la actualidad, Irene reside en la casa familiar de Herrera (construida en 1800 por sus tatarabuelos) junto a su familia, excepto su marido fallecido en 2006, en la que es madre, abuela y bisabuela, tal como indica: “Pasó de ser hija única a ser 25 personas”.
Irene nos habla de la guerra española y de la posguerra y de cómo todo ello afectó a su familia y allegados tanto en Cantabria como en Asturias, también comparte su labor no solo como responsable junto a su marido en la gestión del patrimonio o del ganado de la familia, sino también de crianza de sus hijos y de cuidado de las personas dependientes de su familia, hecha “con toda mi buena voluntad”. Una vida que resume como “muy sencilla” y cuyo recorrido le da “tranquilidad”, mientras su familia la escucha con admiración.
Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de Cámara y montaje: Txatxe Saceda