Datos biográficos
César Diego Calderón, quinta generación en su familia con ese nombre, nació el 3 de febrero de 1935 en Villasevil de Toranzo. Nació con la asistencia de la partera María, conocida como «La Pasiega». Proveniente de una familia profundamente enraizada en la región, sus padres, César y Virginia, eran originarios de los barrios cercanos, aunque sus raíces se extendían hasta Entrambasmestas y Bárcena de Toranzo. En la rama materna, la historia familiar incluye migraciones hacia Sevilla, donde algunos parientes se establecieron en el sector de la hostelería, regentando bares que mantenían la tradición montañesa de los jándalos. Por otro lado, varios miembros de la familia paterna, incluido su padre, emigraron a Francia, atraídos por la posibilidad de trabajar en la fabricación y venta de helados y barquillos en mercados locales. Este legado de emprendimiento marcaría la identidad de la familia a lo largo de las generaciones.
De la Guerra de España recuerda la llegada de los soldados italianos, el refugio y las consecuencias del conflicto bélico en su familia: dos de sus tíos fueron enviados al frente, y su padre y otro tío fueron detenidos y retenidos en un campo de concentración, hasta que la familia Fuentes Pila intervino para ayudarlos. La posguerra fue un periodo de carencias, marcado por ajustes de cuentas entre la vecindad y, simultáneamente, por una fuerte solidaridad entre familiares, allegados y desconocidos que llegaban de las ciudades. Desde lugares como Argentina, donde algunos miembros de la familia se habían establecido, enviaron incluso un baúl de ropa para apoyar a los suyos.
César creció en un ambiente rural, en La Valleja, un pequeño barrio de tan solo diez casas, junto a sus dos hermanas y dos hermanos. Su infancia estuvo marcada por las exigencias de la vida en el campo y las directrices educativas impuestas por el franquismo. La escuela a la que acudió entre los 6 y los 14 años, situada cerca del convento del Soto, era atendida por don Manuel, quien, con escasos recursos, enseñaba a una clase de 60 niños. La religión influía fuertemente en la vida de César, aunque él recuerda que ‘no todos los curas se ganaban el respeto de los fieles’. Entre sus recuerdos, César destaca el día de 1941 en que vio el incendio de Santander desde la pradera de Cavillas, así como sus tiempos de pastoreo y trabajos en el campo. Las orillas del río Pas se convirtieron en su campo de juegos, donde nadaba y pescaba a escondidas junto a su amigo sordo, con quien se comunicaba en una lengua de signos creada por ellos. Además, practicó deportes como los bolos y desarrolló una profunda pasión por el atletismo, disciplina que, a los 40 años, lo llevó a ganar una carrera nacional de veteranos y a formar parte del equipo Pintores Montañeses durante varios años.
A los 14 años, César dio su primer paso en el mundo laboral al incorporarse al sector de la hostelería. Su primer empleo en la capital fue como camarero en La Maruca, el bar de la familia Mediavilla, que se encontraba cerca de las estaciones de tren. Allí trabajó durante 14 meses, lo que le permitió adquirir experiencia en el sector. Después, continuó en el Bar Lisboa en El Sardinero, situado en los bajos del Casino. Y entre los 18 y 19 años, trabajó en el Gran Hotel del Sardinero durante dos temporadas.
A los 20 años, César cumplió con el servicio militar. Inició su formación durante tres meses en el Cuerpo de Artillería en Logroño y luego fue destinado a Burgos. En la ciudad castellana, además de ejercer como barman en la residencia militar de oficiales de Burgos, ubicada en Gamonal, trabajó brevemente como asistente personal del capitán general de la Sexta Región.
De regreso a Cantabria, César conoció a Olga Sánchez (Puente Viesgo, 1944) durante un baile en Puente Viesgo. La relación se consolidó rápidamente, y en mayo de 1964, el matrimonio por poderes selló su compromiso, a pesar de la distancia que los separaba: César trabajaba en Australia, mientras que Olga había regresado a Cantabria tras varios años de trabajo en Alemania. César había emigrado a Australia en 1958 con 22 años, como parte de la Operación Canguro, un programa de migración promovido por el gobierno franquista y el gobierno australiano.
A su llegada, César fue alojado en un campamento temporal en Ingham, una localidad del norte de Queensland que servía como punto de encuentro para trabajadores de la caña de azúcar. Desde allí, fue destinado a una plantación, donde trabajó durante varios meses en la granja de un empresario italiano. Tras su trabajo en la plantación de caña de azúcar, César continuó su trayectoria laboral en Nueva Gales del Sur, donde encontró empleo rápidamente en una importante fundición. Motivado por su deseo de formar parte de la comunidad española en Sídney, César se unió al Club Español. Allí encontró no solo un entorno familiar, sino también un trabajo como responsable de camareros y barman, que ocupó hasta su regreso a España tras 11 años de residencia en Australia. Además, César realizó pluriempleo durante esa etapa, ayudando en tareas de limpieza en un colegio técnico de carpintería cercano. En paralelo, Olga trabajó en la limpieza de oficinas gubernamentales, viviendas y otras instalaciones, además de colaborar en tareas complementarias en el Club Español.
En 1967 nació su primera hija, Olga, en el hospital St Margaret’s de Sídney. A pesar de su aprecio por Australia, a la que César describe como ‘el mejor país del mundo’, los problemas de salud de su mujer y el deseo de regresar a sus raíces llevaron a la familia a volver a Cantabria. En la década de 1970, embarcaron en el transatlántico SS Galileo Galilei y, una vez en España, se establecieron en Santander, donde en 1972 nació su segundo hijo, César. Ese mismo año, la pareja emprendió un nuevo proyecto de vida al abrir el Hospedaje Magallanes, ubicado en la calle Magallanes de Santander. Este negocio, que comenzó en unos pisos previamente usados como hostal, lleva más de 50 años en funcionamiento, y desde 2007 está gestionado por sus hijos.
Hoy, César, a punto de cumplir 90 años, y Olga, tras más de 60 años de matrimonio, disfrutan de la compañía de su familia, que ha crecido hasta incluir dos nietos y dos nietas. La trayectoria de César encarna la resiliencia de una generación forjada en la posguerra, marcada por las migraciones laborales y el esfuerzo incansable por construir un futuro mejor.
Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de Cámara y montaje: Txatxe Saceda