Skip to main content
Datos biográficos
Fecha de nacimiento: 13/06/1932
Nacionalidad: Española
Comarca de residencia: Saja-Nansa
Fecha de la entrevista: 24/06/2025

“La vida no se aprende en los libros”. La voz de Antonia Allende Escudero (Linares, 1932) comparte la experiencia de una vida vivida. Lo dice una mujer hija de una pareja de inmigrantes españoles retornados de Cuba, que quedó huérfana de madre a los 10 años, que tuvo una infancia atravesada por los estragos de la Guerra de España, que sobresalió en los estudios desde temprana edad y que una buena parte de su existir ha transcurrido entre la vida religiosa, la enseñanza y los cuidados, lo que le permite tener una visión de vida desde varias aristas. Incluso después de saltar de arista en arista.

Sor Victoria —nombre que adoptó durante su camino como religiosa en la congregación de las Mercedarias Misioneras de Enseñanza— aprendió desde muy pequeña a elegir siempre “lo mejor entre varias opciones” aunque ello supusiera “sacrificar su vida”. Y es que la vida del convento requería el cumplimiento de los votos de obediencia, pobreza y castidad. Pero, también, renunciar a estar con su familia y a ser madre biológica. Una manera de suplir esa maternidad se dio cuando se convirtió en “madre” de niñas internas en el Colegio de las Mercedarias de Santander, a quienes acompañó desde su misión pedagógica como profesora de bachillerato, incluso como directora.

La autoridad de quien ha estado dentro y ha entregado parte de su vida la Iglesia católica, opina que esta institución “no camina al ritmo de la sociedad”. Está tan alejada que, recuerda, durante la dictadura, “la política no entró al convento… Atrasadas. Eso no es acompañar a la sociedad”. Sin embargo, reconoce que los cambios apuntados por el Concilio Vaticano II le permitieron mayor contacto con su familia y cierta flexibilidad institucional, cosa que echó en falta cuando le impidieron despedirse de su padre.

Tras casi 30 décadas dedicadas a la vida religiosa —desde la que ejerció la enseñanza— Antonia tuvo que tomar una decisión crucial: abandonar el convento para dedicarse al cuidado de su tía María, diagnosticada de alzheimer, determinación que la llevó a mudarse a su natal Linares, donde tuvo que adaptarse a la vida fuera del convento para aprender a desarrollarse en un ambiente rural, a gestionar las labores domésticas y dominar el trabajo ganadero. Esos trece años de cuidados —primero de su tía y luego de su hermano tras un ictus— se vieron agudizados por dificultades físicas, emocionales y económicas. Además, sus labores como docente no le garantizaron jubilación, por lo que ahora depende de una pensión mínima. Sin embargo, a sus 93 años y desde la casa donde nació, Antonia reivindica la riqueza de la vida rural y la experiencia directa sobre la teoría: “Mi vida rica empezó aquí”.

Ver biografía ampliada de Antonia Allende Escudero
Equipo de realización

Entrevistadora: Zhenya Popova

Operador de cámara y montaje: Txatxe Saceda