Datos biográficos
Magdalena, conocida como “Elena”, nació el 2 de mayo de 1924 en una de las casitas del barrio La Cortina, en el pueblo minero de Moreda, situado en el concejo asturiano de Aller. Era hija de Cándido, un migrante moredense llegado de Buenos Aires (Argentina) que trabajó en las minas de Moreda, y de Viviana, una moredense que regresó de León, donde había trabajado como ama de cría. Elena creció junto a dos hermanas y dos hermanos en Moreda, donde el sustento familiar provenía del trabajo en las tierras, del ganado y de la labor de su padre y su hermano en las minas. Estudió en la escuela con asistencia esporádica debido a “su delicada salud bronquial”, aprendiendo “las cuatro reglas” con la cartilla y el catecismo. Durante esos años de escuela recuerda cómo un día no pudo asistir a la escuela debido a la huelga minera de octubre de 1934, lo que se conoció como la Revolución de Asturias. En 1936, con 12 años y a las puertas de la Guerra de España, Elena perdió a sus padres por problemas de salud. Tras este duro acontecimiento, su hermana Maruja, ya casada, asumió su crianza.
En la década de 1940, Elena se trasladó a Cantabria y se estableció en Santander junto a su hermana mayor y su familia. Allí se formó en costura y realizó durante tres meses el servicio social franquista en un centro para menores en Suances con el fin de obtener su “carné de la mili” y poder trabajar. Elena también recuerda el impacto del incendio de Santander en febrero de 1941, cuando residía en Las Cruces, El Sardinero, con su hermana y su familia. En 1942, cuando ellos se mudaron a Valencia, Elena se quedó en Santander y vivió en varios alojamientos céntricos, arrendando habitaciones con cocina compartida.
Su primer empleo fue «lavando cabezas» en una peluquería ubicada en los bajos del Casino. Sin embargo, a los 18 años, en 1942, comenzó a trabajar como acomodadora en «El Coli», el cine Coliseum, donde permaneció hasta 1947. Durante este tiempo, también realizó labores de costura en la zona de Reina Victoria, en Santander.
A los 23 años, en 1947, se casó en la céntrica iglesia de San Francisco y, al año siguiente, dio a luz a su hija en casa. Después de casarse, comenzó a trabajar en la limpieza de la pastelería Frisia, donde el apoyo ocasional que brindaba a los camareros despertó su interés por el sector de la hostelería. Su siguiente trabajo fue en el Hotel Arenal. Allí, desde finales de los años 40 hasta principios de los 50, desempeñó varios roles, desde camarera de pisos hasta camarera de comedor y cafetería. Más tarde, trabajó en Los Corzos (calle San Fernando) y, posteriormente, durante diez años en La Cabaña, donde gestionó el negocio de hostelería. Al finalizar ese periodo, trabajó un verano en la península de La Magdalena, justo frente a la playa de Los Bikinis, ocupándose de la venta de bebidas y pan. A finales de los años 80, Elena desarrolló una conexión especial con el estadio del Racing Club de Santander al gestionar la cafetería del histórico estadio de El Sardinero. Tras la demolición del estadio en 1984 y hasta la reapertura del nuevo, Elena trabajó en un restaurante de Feygon. En agosto de 1988, cuando se inauguró el renovado Campo de Sport de El Sardinero, Elena retomó la gestión de la cafetería, a la que llamó «Stadium», convirtiéndola en un punto de encuentro esencial para el público aficionado y el equipo del Racing. Se retiró a los 88 años, poniendo fin a una carrera de casi 65 años en la hostelería, aunque afirma que «hubiera seguido trabajando». Con 100 años cumplidos en 2024, Elena cierra la entrevista con estas palabras: “Los he vivido. Luego, ¿qué más puedo pedir?”.
Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de Cámara y montaje: Txatxe Saceda