Datos biográficos
“La vida pasa, pero la fotografía queda”, dice Antonio Manzano Zarzuela (Medina de Rioseco, 1949). Quizá por eso su mirada nació tan pronto: desde niño vivió entre cubetas, negativos y luz roja, coloreando retratos junto a su madre y aprendiendo cómo una iluminación puede abrir un rostro. En la adolescencia colaboró en el estudio familiar Foto Manzano, herencia de su padre, y aquel cuarto oscuro —refugio, escuela y hogar— fue el origen de una sensibilidad que nunca ha dejado de afinarse.
Su juventud fue un ir y venir que ensanchó su mundo: de Medina de Rioseco a Valladolid y, después, a París, donde descubrió una libertad que desbordaba lo conocido. A su regreso retomó estudios y trabajó en el estudio familiar, hasta que a mediados de los sesenta dio el salto a Madrid. Pagó a plazos su primera cámara Canon, trabajó para L’Art haciendo reportajes y, más tarde, volvió a cambiar de ciudad: Santander, donde, junto a su amigo Luis, trabajó en fotografía, con el mar como telón de fondo de su vida con Olga.
Entre finales de los sesenta y los setenta, su vida profesional y su conciencia social se cruzaron en Madrid, en la Ciudad de los Poetas, en Saconia. Allí acompañó de cerca a familias gitanas y personas migrantes; participó en una exposición vinculada al barrio y colaboró con la asociación de vecinos en acciones sociales de apoyo y protección a quienes vivían situaciones de especial fragilidad. A mediados de los setenta trabajó de sol a sol en el cuarto oscuro del laboratorio de color PIX, mientras colaboraba como fotógrafo en revistas como Telva, Dúo o Cuadernos para el Diálogo. Después llegó Televisión Española: primero en Prado del Rey (Madrid), revelando película de 16 mm; más tarde, tras aprobar la oposición, en TVE Aragón, trabajando en el laboratorio de revelado y como cámara en estudio y en retransmisiones con unidades móviles; y desde 1993 en TVE Cantabria, donde ejerció como cámara e iluminador en platós y reportajes. Cuando mira atrás, lo resume con certeza: “Tuve suerte: trabajé en lo que me gustó”.
Paralela a ese trabajo, crecía una obra fotográfica que algunos han definido como la de un “fotógrafo del blanco y negro comprometido con quienes viven en los márgenes”. Su trayectoria como documentalista social se ha desplegado en exposiciones individuales y colectivas desde los años setenta: Galería Velázquez (Santander), Escuela de Artes Aplicadas (Zaragoza), Real Sociedad Fotográfica de Madrid, Espacio Imagen, La Caverna de la Luz, Fundación Bruno Alonso o el CDIS, además de muestras en la Sala Sanz Enea de Zarautz, la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa y proyectos colectivos en Lituania, Letonia, Grecia, Argentina o Italia. Ha recibido premios como el internacional Caminos de Hierro (2011) o Vicente Ansola (2009), y ha colaborado con entidades sociales como Cáritas, para la que realizó la campaña Los Marginados.
Hoy, ya jubilado de la televisión, sigue ordenando su archivo y trabajando en proyectos personales, confirmando la convicción que lo ha guiado desde niño: que la fotografía es una forma de estar en el mundo, de acompañar y de dejar memoria.
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Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de cámara y montaje: Txatxe Saceda







