Datos biográficos
Javier Rotaeche Mosquera (Santander, 1939) creció entre el olor a hierro del taller mecánico familiar y el aire salado que subía desde Puertochico, donde la actividad marinera marcaba el pulso de las calles. El trabajo firme de su padre, la fe tranquila de su madre y los días de colegio con los hermanos de La Salle moldearon pronto su manera de mirar el mundo. Aprendió que el esfuerzo debía ser honesto y que la comunidad —esa red discreta que sostiene cuando falta casi todo— era una responsabilidad compartida. En la calle San Celedonio, todavía adolescente, empezó a organizar excursiones y pequeñas actividades que, sin saberlo, serían el germen de su forma de estar en la vida: acompañar, unir, abrir caminos.
En los años sesenta, llegó a Ramales de la Victoria y abrió su propio taller mecánico mientras formaba, junto a Dulce María Zubillaga, una familia numerosa. Ahí comenzó una trayectoria que mezcló oficio y servicio: llevó a enfermos cuando casi no había coches, consiguió ambulancias para el valle, fundó el Aula de la Tercera Edad —origen del actual Centro Cultural de Mayores— y, años después, ejerció durante quince años como secretario de la Asociación de Jubilados. También en la educación dejó huella: fue fundador y presidente de la Asociación de Padres y Alumnos del colegio Príncipe de Asturias.
En plena Transición se convirtió en el primer alcalde democrático de Ramales (1979–1983). Gobernó sin sueldo y con una idea firme: “ser un alcalde del pueblo, para el pueblo”. Impulsó servicios básicos —agua, saneamiento, carreteras— y apostó por la cultura, el deporte y la participación vecinal: verbenas, iniciativas culturales, recuperación de espacios comunitarios y ese modo de “hacer pueblo” que no se mide en cifras, sino en vínculos. Esa misma vocación ya lo había llevado a promover la música en el valle con la Rondalla San Pedro Apóstol y, en 2015, lo impulsaría a fundar el Club de Ajedrez Alto Asón.
Su legado municipal se mezcla con su labor social: años de trabajo como coordinador de Cáritas Diocesana en Ramales de la Victoria y una vida entera sosteniendo redes vecinales. Aún jubilado, sigue enseñando ajedrez cada semana, con la misma paciencia de siempre. En 2023 fue nombrado Hijo Adoptivo de Ramales de la Victoria, un reconocimiento que resume más de medio siglo de servicio público. Cuando mira atrás, lo hace desde una certeza heredada de su padre: que el trabajo bien hecho, acompañado de bondad, es la forma más honesta de dejar huella. “Siembra felicidad y recogerás humanidad”, declara como lema.
Ver biografía ampliada de Javier Rotaeche Mosquera
Equipo de realización
Entrevistadora: Zhenya Popova
Operador de cámara y montaje: Txatxe Saceda
