Hay personas que, llegado un momento, deciden no irse del todo. No por miedo, ni por apego, sino por responsabilidad con lo vivido. Libertad Villegas Gómez, Libi, fue una de ellas. Poco antes de su fallecimiento, eligió contar. No para dejar constancia de sí misma, sino para que su memoria —y con ella la de su pueblo— no se perdiera.

Nacida en Alceda, en los Valles Pasiegos, en los días previos a 1936, creció en un entorno donde la vida transcurría en común y los recuerdos circulaban de persona en persona. Con los años, se convirtió en una referencia: alguien a quien acudir cuando había que recordar cómo fueron las cosas.
Su vida atravesó algunos de los grandes hitos del siglo XX en España: la infancia marcada por la Guerra de España y la posguerra, el aprendizaje de la peluquería —un oficio que le permitió ser independiente en un tiempo de roles rígidos— y una implicación constante con la vida colectiva de Alceda. Desde su salón, abierto durante décadas en la casa familiar, no solo cortó el pelo: escuchó, observó y acompañó la vida cotidiana del pueblo.
Ese compromiso se hizo especialmente visible cuando participó activamente en la defensa del Parque de Alceda y del Paseo de los Tilos, junto al río Pas, en un momento en que el patrimonio natural estuvo amenazado. Aquella acción colectiva, encabezada también por mujeres y hombres del lugar, fue un gesto temprano de defensa de lo común y de conciencia patrimonial.
La historia de Libi es, en muchos sentidos, la historia de una mujer que sostuvo la memoria sin ocupar titulares. Un archivo vivo que entendía que el pasado solo tiene sentido si se transmite. Por eso, cuando el tiempo se volvió frágil, pidió ser entrevistada por Legado Cantabria. Quiso contar. Quiso dejar dicho. Quiso que su memoria quedara. No hubo grabación en vídeo. Solo conversación, presencia y cuidado. Y algunas fotografías aportadas por sus amistades, que hoy sostienen la imagen de aquel gesto.
El texto recoge esa transmisión consciente y la sitúa donde ella quiso: en una historia compartida, ofrecida a quienes vendrán después. Porque hay memorias que no se heredan solas: necesitan ser entregadas.
Quienes deseen profundizar en el contexto y en el significado de aquel momento pueden leer el artículo escrito por el equipo de Legado Cantabria, así como el reportaje publicado en nuestro blog de elDiario.es Cantabria.









